domingo, 11 de noviembre de 2007

De paseo con el portátil

Pues sí. En el poco tiempo que hace que lo tengo lo he paseado algunos días, sobre todo en busca del wifi libre. En mi pueblo hay una red a la que se puede acceder, pero es de ese organismo público que se llama Red.es, que da servicio a bibliotecas y cibercafés rurales. Es una alternativa interesante, pero todo en esa red está «capado», los ordenadores tienen quitadas las funciones de teclado y del botón derecho, y todo lo que se baja se borra en cuanto se apaga la sesión, pero es una alternativa. Red.es deja conectarse durante un tiempo determinado (hora u hora y media al día), pero para hacerlo hay que darse de alta, así que allí dónde esté es una alternativa de urgencia muy interesante. Por supuesto, con el portátil propio el ordenador no está «capado», y cuando se conecta el navegador va a una página para acceder como usuario, antes de nada. La lástima es que nunca se sabe el tiempo que queda.

Dicen que en la capital hay wifi libre en las zonas más turísticas y algunos parques, pero lo cierto es que yo no las he encontrado, o están desactivadas. Bueno, miento a medias, en algunos sitios turísticos sí que hay conexión wifi libre, pero no es la que publicita el ayuntamiento, sino de particulares, cafeterías y hoteles. Una pena. A lo peor es verdad que no se puede poner wifi libre en toda la ciudad, ¡pero en algunos lugares! Eso seguro que sí.

Y luego está lo de los cafés con wifi gratis. Parece fácil ¿verdad? Entro, me siento, me pido un café, me dan la contraseña y a navegar. ¡Pues soy incapaz! Por más que introduzco la clave que me escriben en una servilleta, el ordenador busca y busca y no conecta ni «pa trás». Y no soy tan torpe introduciendo contraseñas. Hasta pongo la función «mostrar frase de contraseña», para asegurarme, y no hay manera. Y otros sí pueden ¡Qué desgracia! ¡Ah! Y qué no haya una red inalámbrica de un particular desprotegida. Como se enganche a ella no he visto más solución que reiniciar. ¡Jesús qué cruz!

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